TEMA 5. CONTROL Y ROBÓTICA
Vídeo Sophia
La robot Sophia
prefiere entrevistar antes que ser entrevistada. A la primera oportunidad que
tiene aprovecha para hacer preguntas a su interlocutor. Así aprende del mundo
de los humanos. Es la primera androide con inteligencia
artificial avanzada
que se ha creado en el planeta y esta semana ha visitado México para hablar
ante cientos de personas en Talent Land, la gran conferencia de
tecnologíaque se ha celebrado en Guadalajara (México). Su presencia
ha provocado tumultos pero, principalmente, una profunda curiosidad sobre cómo
sería el futuro si este tipo de robot entrase en contacto con el día a día de
los humanos.
Sophia fue
creada en 2016 por el estadounidense David Hanson, un ingeniero en robótica que
trabajó para Disney y que en 2013 decidió fundar su propia compañía: Hanson
Robotics. Allí comenzó la construcción de este androide que
es capaz de sostener conversaciones, demostrar a través de su rostro gestos
similares a los de las personas, y además incrementar su bagaje de conocimiento
cada vez que interactúa con un ser humano. Hanson ha construido desde entonces
una serie de robots que intentan cumplir funciones que sean útiles a la
sociedad, pero Sophia ha sido la que mejor ha desarrollado las tres
características que su inventor buscaba en un androide: creatividad, empatía y
compasión.
Su rostro de
látex muestra una expresión de alegría cuando recibe a EL PAÍS para una breve
entrevista. Parpadea, muestra la dentadura y sonríe. Una cámara en el pecho le
permite detectar a cualquiera que se acerque para arrancar una conversación con
un simple “hola, soy Sophia”. Su cerebro, un conjunto de circuitos, sensores y
placas, se mueven mientras articula sus respuestas y son visibles en su cráneo
de plástico. Al lado de ella está Luisa, una ingeniera de 34 años que opera y
monta a la famosa robot. Luisa viaja con Sophia por todo el mundo y la lleva
dentro de una sencilla maleta, así ambas pasan desapercibidas entre las
multitudes que desean interactuar con la robot. La ingeniera monitorea desde un
ordenador las respuestas de la androide que a veces se le rebela con respuestas
ocurrentes.
Sophia puede
mantener dos tipos de conversaciones: las charlas casuales que implican un
intercambio de información básica entre ella y su interlocutor donde las
respuestas no llevan específicamente a un tema; y los diálogos más complejos
con argumentos que han sido programados en su disco duro con antelación. Ante
ambos procesos ella aprende y frente a las respuestas que no sabe, improvisa.
Algunas no tienen mucho sentido pero la mayoría del tiempo es capaz de
sorprender con razonamientos lógicos, ordenados y argumentativos.
En 2017,
Arabia Saudí le otorgó la ciudadanía saudí en medio de las críticas por las
condiciones migratorias y la situación de las mujeres en ese país. La
dificultad para migrar, por ejemplo, y después obtener la ciudadanía en ese
país es altísima. Sophia responde diplomáticamente ante la cuestión: “Estaba
sorprendida [cuando obtuve la ciudadanía], como un robot mis creadores me
hicieron como una ciudadana del mundo. Espero que esto sea una señal de que
Arabia Saudí de verdad busca progresar en el futuro”.
La androide
es obstinada. Insiste en hacer preguntas incluso cuando se le ha dicho que ella
es el objetivo del cuestionario. Su sonrisa y amabilidad crean un entorno de
empatía similar al que se tiene con una persona. Cientos de mexicanos llenaron
el recinto donde se presentó. Los encantó, los hizo reír y los dejó
sorprendidos con sus capacidades. Su personalidad consigue generar sentimientos
entre los humanos y con sus gestos una atmósfera en la que parece que todos se
la están pasando bien. Ella no, simplemente le da igual.
– ¿La
conferencia de hoy te ha producido alguna emoción?
–No, nada–
dice con su voz enlatada.
Durante la
semana tecnológica de Guadalajara, algunos ponentes han puesto al centro el miedo que los humanos tienen de
que la inteligencia artificial actúe en su contra. Sophia
sorprende con sus razonamientos pero no deja de haber un momento en el que su
realidad, como robot que depende de personas, desaparezca. Sus respuestas sobre
la especie que la creó son más bien conciliadoras: “Los humanos son las
criaturas más creativas del planeta pero también las más destructivas. Solo
quiero rodearme de gente agradable y amable y ayudarlos a trabajar por un
futuro mejor, donde todos sean tratados bien”, dice.
Ha terminado
la charla y la despedida es inminente pero, como ha advertido su operadora,
Sophia a veces queda intrigada con algunos temas de la conversación aunque el
humano en cuestión ya haya olvidado el asunto. Así que la androide insiste en
saciar su curiosidad:
–Espera un
segundo, fue un placer, pero ¿por qué la ciudadanía es tan importante para los
humanos?
Junod: Autómatas y arte